lunes, 20 de mayo de 2019

TIERZO Y LAS SALINAS DE ALMALLÁ, EN GUADALAJARA



La sal, como producto básico para la vida, su renta o explotación de pozos salobres, se entregó antes y después como reconocimiento de gracia a nobles caballeros desde los tiempos de la Reconquista, y como ayuda para la construcción de templos o mantenimiento de conventos y monasterios en dádiva real que se mantendría hasta los años finales del siglo XVI, en que la mayoría regresarían a la Corona. También parte de su producto se utilizó para contribuir a los gastos de la guerra; del ejército; de los caminos, de las carreteras o de las necesidades de la Real Hacienda, pues siendo producto del que apenas se podía depender y cuyo consumo llegó a ser incluso obligatorio, la Real Hacienda no tuvo dudas a la hora de añadir un sobrecoste en la fanega, atendiendo a que  el gasto de sal era el que menos empobrecía al consumidor, y ocasionaba todavía menos contratiempos en los menos menesterosos por la cortedad y sencillez de sus alimentos.



   El conocido como Distrito Minero de Guadalajara, heredero del Partido de Atienza, en cuanto a la sal, ya que las salinas quedaron encuadradas en el sector de la minería al menos desde el siglo XVIII, estuvo formado por los complejos conocidos como Salinas de Atienza, primitivamente las del entorno de Imón y La Olmeda, a las que se unirían las de Saelices, Almallá y Medinaceli. Un complejo minero de sal de agua que llegaría a contemplar hasta cerca de doscientas explotaciones como hemos señalado, de las que con anterioridad al desestanco de la sal apenas se explotaban medio centenar. El resto de pozos permanecían inexplotados, cegados y con vigilancia parcial por cuenta del Estado, a fin de que los moradores de las poblaciones en las que radicaban no pudiesen utilizarlos, mermando con ello los ingresos de la Hacienda Pública, aunque la vigilancia a cargo de los hombres del resguardo de salinas,  los entonces inspectores armados y organizados militarmente por cuenta de la Hacienda, no fuesen capaces en todo momento de impedir el robo o el contrabando de un producto generador de millones de reales, maravedíes o pesetas de beneficios, y que dio sustento, o empleo en épocas concretas, a centenares de personas de los pueblos en los que las salinas se ubicaban.






   (El presente volumen está basado en: “Historia de las Salinas de Tierra de Atienza: Imón, La Olmeda, Almallá, Saelices, Medinaceli y Guadalajara”; y “Las Salinas de Molina de Aragón y Cifuentes”, del mismo autor)

El Libro:

  • Tapa blanda: 168 páginas
  • Editor: Independently published
  • Idioma: Español
  • ISBN-10: 1099149134
  • ISBN-13: 978-1099149139


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